A las personas les es difícil guardar secretos de lo que hay en sus estados emocionales, si sus labios no dicen nada lo dicen con la punta de los dedos, lo que haya que expresar se abre paso así sea a través de los poros biológicamente hablando. El jugueteo nervioso de un negociador que no siente miedo y se mantiene sereno ante las situaciones adversas, el premeditado desinterés de un cliente que discute el precio de un automóvil pero se contradice con sus gestos no verbales hacia ese deseado articulo.

Saber detectar esas pistas emocionales es muy importante en situaciones donde alguien tiene motivos para disimular sus verdaderos sentimientos, algo muy habitual en el mundo de los negocios o de la política, pero en muchos casos pasamos todo eso por alto. Percibir lo que otros sienten sin decirlo es la esencia de la empatía. Rara vez el otro nos dirá con palabras que es lo que experimenta pero lo revela con su tono de voz, su expresión facial, y otras maneras no verbales. La capacidad de percibir esas cosas nace de aptitudes básicas, sobretodo del conocimiento de uno mismo y del autodominio, si no podemos percibir nuestros propios sentimientos (o que nos ahoguen) estaremos muy lejos de los estados de animo ajenos.
La empatía es nuestro radar social, como cuando a uno le dicen: percibo que X persona le pasa algo, no esta contenta aquí, no mira a los ojos y su lenguaje contiene cierta dosis de sarcasmo e ironía… cuando a alguien le falta esa sensibilidad de percibir esas señales esa persona queda desconectada de los demás, ya sea por haber interpretado mal los sentimientos ajenos, por una franqueza mecánica e inoportuna, o por una gran indiferencia hacia otro, una de las formas mas comunes que puede adoptar esta falta de empatía es tratar a los demás como si fueran estereotipos, y no como los individuos únicos que son, un error que cometemos muy a menudo.
¿Qué requiere la empatía?
Como mínimo hacer lo posible por interpretar las emociones ajenas, yendo mas allá incluye percibir los sentimientos y preocupaciones del otro y responder a ellos, en un nivel mucho mas alto la empatía significa comprender los problemas e intereses que están detrás de lo que el otro refleja en realidad. La clave para reconocer el terreno emocional ajeno es un alto grado de conocimiento del terreno emocional propio.
Cuando dos personas son empáticas.
Cuando dos personas logran altos niveles de empatía se producen efectos fisiológicos y hay una copia mutua de sentimientos, actitudes, emociones y gestos no verbales, esta mímica lleva a un fenómeno biológico llamado entrainment una especie de sincronización emocional, una afinidad tan grande requiere descartar por momentos las emociones propias a fin de percibir las señales del otro, es por eso que cuando estamos atrapados en fuertes estados emocionales propios no nos damos cuenta de las claves sutiles que el otro da y perdemos la afinidad porque estamos demasiado metidos en nuestros propios pensamientos y nos da tanta dificultad ponernos en los zapatos del otro pues no renunciaremos fácilmente a nuestras propias emociones.
¿En que situaciones es útil tener la habilidad de empatía?
Si miramos con detenimiento, esta habilidad es un aprendizaje constante que todos debemos entrenar y mejorar cada día porque de ahí puede depender un gran éxito laboral, por ejemplo:
- Los consejeros y negociadores más efectivos son aquellos capaces de sintonizar con las emociones de los demás y logran resultados increíbles, incluso que las personas abandonen totalmente su posición.
- En asuntos de servicio al cliente la empatía permite dar mejores soluciones y atención a las necesidades de las personas y crear una gran fidelidad porque se crea una percepción de buen trato, de comprensión, incluso en situaciones donde no haya una solución al requerimiento.
- En el lugar de trabajo permite ser más hábil en percibir lo que sienten los demás y detectar cosas que normalmente a la gente se le pasan por alto.
- Los lideres, jefes y directivos más recordados son aquellos que son capaces de conectar con los sentimientos de sus seguidores y empleados y generar apasionamiento visceral por una causa, incrementando la probabilidad de lograr grandes objetivos propuestos en una compañía u organización.